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Administrar el reloj como si fueras tu propio jefe, haciéndote responsable de los objetivos que has marcado, es la mejor forma de evolucionar y concretar metas.

Es cierto que no siempre podemos eludir las distracciones. Hay momentos en que es inevitable que alguna persona o situación necesiten de nuestra atención inmediata y es importante que se la otorguemos. Pero hay una infinidad de interrupciones que no son relevantes, y ocurren simplemente porque no hicimos nada para prevenirlas o porque nos malacostumbramos, y malacostumbramos a quienes trabajan con nosotros, a estar siempre disponibles.

Lo lamentable es que creemos que somos buenos administradores de nuestro tiempo con la ayuda de agendas, libretas y hojas sueltas que llenamos de actividades, proyectos o metas —profesionales y personales—, pero al final del día terminamos decepcionados por no realizar lo planificado.

En el campo laboral, la mala administración del tiempo puede tener consecuencias en nuestra salud, como estrés o ansiedad. En lo personal, puede desembocar en discusiones familiares producto de tanto estrés, o dejar de frecuentar nuestros amigos cercanos por falta de una correcta planificación en nuestras agendas.

Si alguna vez has experimentado estas sensaciones, es momento de que empieces a cambiar la percepción de que no tienes el control de tu tiempo. Para llegar a esto hay que encontrar la armonía entre la vida personal y el trabajo: solo así tendremos la capacidad de atender lo más urgente e importante, pero sin descuidar lo esencial, es decir, aquello que nos hace bien y nos gusta.

Aquí tienes unas claves para administrar mejor el tiempo y disfrutar de él:

1. Organización

Dedica al menos 10 minutos al día para organizarte. Ten a la mano una agenda tradicional o una digital (puede ser tu celular o tablet) y escribe las tareas pendientes, llamadas por realizar, citas, compras, proyectos. Verlos y tenerlos cerca te ayudará a cumplirlo con orden. Existen apps y dispositivos de gestión de tiempo, proyectos y calendario.

2. Pregunta

Revisa tu lista de compromisos y pregúntate con honestidad si alguno de ellos te acerca a los objetivos laborales o personales que son importantes para ser feliz.

3. Plazos

Si no te fijas plazos volverás al círculo vicioso. Decide con sentido común y apelando a tus intereses y gustos personales, cuando quieras cumplir cada objetivo propuesto. Anótalo en un calendario que puedas ver con frecuencia. Trázate objetivos a coarto, mediano y largo plazo.

4. La X

Repasa tu plan cada día, mirando la agenda o calendario en la que anotaste tus compromisos y empieza a marcar con una X lo que hayas resuelto.

5. Disciplina

Sé disciplinado y desarrolla rutinas de organización personal que te permitan disfrutar del control sobre tu tiempo.

6. Ahorro

No planees el día de trabajo cuando este ya comenzó, pues no podrás evaluar ni priorizar lo importante. En su lugar, ahorra algo de tiempo del día para planear para el siguiente día, la semana en curso y las siguientes semanas y meses. Así, tendrás una mejor comprensión de tu carga de trabajo y si está en condiciones de aceptar un reto adicional.

No olvides estas preguntas básicas:

  • ¿Qué tareas deben quedar hechas hoy?
  • ¿Cuáles se pueden reprogramar?
  • ¿Cuáles se acercan más a mis objetivos y prioridades?
  • ¿Cuál puedo eliminar sin comprometer mis objetivos?